2,3 millones de niños, niñas y adolescentes viven en riesgo de pobreza, pero España invierte solo el 1,5% del PIB en protección de la infancia
España ha experimentado un crecimiento económico generalizado desde la pandemia pero, sin embargo, no se refleja en una disminución proporcional del riesgo de pobreza en la infancia. Al contrario, la cronificación de la pobreza y el riesgo de pobreza alcanzan a una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes y la desigualdad económica entre los hogares con hijos e hijas y los hogares sin ellos sigue en aumento. Así lo demuestra el informe “Políticas para un futuro sin pobreza infantil en España” elaborado por la Plataforma de Infancia España y Save the Children.
¿Cuánto invierte España en protección de la infancia?
La pobreza infantil no es un problema de un gobierno, sino el resultado de la ausencia de medidas integrales o la implantación de medidas insuficientes alcanzando un punto crítico de pobreza infantil. Ésta alcanza a aproximadamente 2,3 millones de niñas, niños y adolescentes, y sitúa a España como uno de los países con peores cifras de pobreza infantil de la UE, ocasionado por el alcance limitado de las políticas de infancia y el reducido peso del gasto social (sólo el 5,54% en políticas familiares en 2023 y un 1,5% del PIB en 2022). Si comparamos con otros países de la Eurozona, cifras muy limitadas, que no llegan ni a la mitad de lo que invierten otros países como Alemania (11,95% del gasto total; 3,5% del PIB) o Polonia (13,5% del gasto total; 3,3% del PIB). En la Unión Europea, la media de fondos públicos dedicados a proteger a la infancia es de un 8,59% de gasto total y el 2,4% del PIB. Por tanto, a la vista de los datos, España no está contemplando prioritariamente la lucha contra la pobreza infantil.
El coste de la crianza y las condiciones estructurales
Save the Children estima que, para cubrir las necesidades básicas de niños, niñas y adolescentes, se requieren alrededor de 758 euros al mes. Esta cifra ha aumentado un 13% desde 2022 y un 30% si tomamos como referencia 2018. Las familias están agotadas ante un sistema que les asfixia y que les impone mayores trabas si tienen hijos e hijas. Los indicadores de pobreza infantil siguen siendo tan altos como antes de la crisis de 2008. Por tanto, se confirma su carácter estructural y su impacto a largo plazo en el desarrollo educativo, laboral y económico de las próximas generaciones. La tasa de pobreza en la infancia en España alcanza a aproximadamente a un 30% de niños, niñas y adolescentes.
El deterioro del mercado laboral y la precariedad ocasionan que los hogares en nuestro país tengan menos recursos económicos y menor capacidad de ahorro; el encarecimiento y los problemas de acceso a la vivienda y el alza generalizado del coste de vida, con una cesta de la compra cada vez más cara, ocasionan no solo que exista un mayor riesgo de pobreza, sino que sea crónica. Si no atendemos este problema de forma urgente con medidas integrales, no solo hablaremos de cronificación de la pobreza que afecta en el presente y determina las opciones de vida en el futuro, sino que estaremos perpetuando la desigualdad y la pobreza heredada.
¿Qué hacer para combatir a la pobreza infantil?
Las propuestas presentadas por la Plataforma de Infancia y Save The Children frente a la pobreza infantil en España se centran en tres ejes:
- Hacer reembolsable el mínimo por descendientes del IRPF para que beneficie a familias con bajos ingresos.
- Reforzar y rediseñar el Complemento de Ayuda a la Infancia (CAPI), duplicando su cuantía y priorizando la infancia de 6 a 17 años.
- Diseñar una prestación universal por hijo o hija a cargo.
La pobreza infantil es el resultado de una serie de condiciones estructurales que impactan directamente en las condiciones de vida de niños, niñas y adolescentes. No podemos hablar de pobreza infantil, sin hablar de hogares en situación de pobreza o en riesgo de pobreza. Por ello es urgente transformar los cimientos de nuestro sistema económico y fortalecer nuestro mercado laboral.
Es fundamental escuchar voces expertas en el combate a la pobreza infantil y empezar a generar medidas integrales y complementarias. Éstas deben tener enfoque interseccional y de género, permitiendoplantar cara a este gran problema. Hemos puesto muchas esperanzas en la infancia y hemos romantizado su futuro pero, hasta la fecha, lo único que hemos hecho es incrementar la pobreza infantil. ¡Tenemos que transformar esto ya!
Desde USO exigimos que se destinen más recursos para la protección de la infancia y, en particular, a combatir a la pobreza infantil. De igual forma, reclamamos la eliminación de burocracia y complejidades en la tramitación y acceso a prestaciones como el CAPI que, en la actualidad, llega a menos de un tercio de la población potencialmente beneficiaria. Es urgente comenzar a definir un sistema eficaz y eficiente, para lo que la prestación universal por crianza es una medida que tiene que aprobarse y empezar a funcionar ya. No queremos más cambios estéticos ni nuevas denominaciones para las instituciones, necesitamos recursos y políticas integrales.
























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